miércoles, 7 de julio de 2010

Mi madre murió el día de mi cumpleaños, ese día mi casa estaba llena de flores, de grandes arreglos, pero ninguno era para mí, todos, absolutamente todos eran para ese ser inerte que reposaba en el ataúd.
¿Por qué se le ocurrió morir justo ese día? No lo sé, quizá quería que me llevara su marca, que siempre la recordara, quizá era su manera de fastidiarme, de recordarme todos los años que yo tuve una madre a la cual siempre traté de evitar. O quizá, como suele pasar, la muerte llegó inadvertida y ella no puedo retenerla, convencerla de que aguantara un poco más y finalmente, tuve que ceder.
No, ya no lo sufro, ya no lo lloro, ya no lo siento; pero tdas las personas que me rodean siempre lo comentan, lo hablan...no soy yo el que no lo ha solucionado, son ustedes, me gustaría gritarles.
Mi madre murió el día de mi cumpleaños, no me quejo, nunca he recibido tantas cartas como aquél día, no tuve pastel, pero durante algunas semanas pude comer distintos boadillos y café que traían familiares y vecinos.
Mi madre murió el día de mi cumpleaños...