martes, 26 de enero de 2010

¿Se le hace tarde para la hora del té?

Como Alicia en el país de las maravillas me sentí hoy al caminar por el Alberta Legislature un edificio muy famoso aquí en Edmonton. Para llegar tuve que tomar el metro, es la segunda vez en toda mi estancia aquí que tomo el metro, la verdad es que su metro me da risita jijiji, son muy pocas estaciones y están re cortitas así que eso explica el por qué casi no lo he tomado, el caso es que para llegar a la entrada del Alberta Legislature no tienes que salirte, en sentido estricto, del metro, los mismo pasillos te llevan hasta enfrente el palacio, ya ahí, tienes que salir para ahora sí ver el palacio de cerca...
Lo primero que vi y me gustó fueron lo árboles con unas frutitas rojas, conforme me acerqué me di cuenta que eran nada más y nada menos que cerezas, ¡sí, cerezas!, debo confesar que las ganas de arrancar una y depositarla en mi boca me estaban ganando, pero supuse que ya no servirían por tanto frío, no sé, las imaginé congelas...
El edificio sí está bonito, quizá no me impresionó tanto...no sé por qué, a lo mejor porque, como siempre sucede, en las postales se ve mejor, pero también hay que recordar que frente a los -22 grados en los que me encontraba, no se podía hacer nada, así que las hermosas fuentes que presumian todas las fotos no estaban funcionando y todo estaba lleno de nieve...por lo menos a alguien se le ocurrió hacer unas hermosas esculturas de hielo en una de las congeladas fuentes y eso hizo que no estuviera tan mal.
El caso es que cuando voltee vi un hermoso y gordo conejo blanco aaah, quise ir tras él y así fue como, en vez de sacar mil fotos del edificio, me dediqué a tomarle dos mil fotos al gran conejo blanco que resultó no ser un conejo sino una gran y gorda liebre blanca...resulta que estos peculiares animales en verano andan por todo Edmonton, así deambulando con la gente por las calles aaah, eso me gustó y llamó mucho mi atención...imaginen que así fuera en el defectuoso. Descubrí que una libre puede hacer que te disraigas de tu destino final y que, como le sucedió a Alicia, te pueden llevar a otros mundos...el problema es que acá las liebres no sé si corren porque se les hace tarde para la hora del té, pero de que corren, corren y yo por más que trato de alcanzarlas no dejan que las acompañe y, a diferencia de Alicia, me convierto en una observadora conformista...ok, la próxima prometo correr más rápido.

P.D. ¡Me quiero llevar una liebre a mi casa!:D

1 comentario:

  1. yo también quiero una libre gorda y blanca, lástima que en las aduanas luego se pongan locos!......
    ya vas a regresaaaaaR! que padre :D

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