miércoles, 20 de enero de 2010

Tocando nubes

El lunes antepasado tomé un avión yo solita jaaa, ya sé que no es una gran hazaña ni que tampoco tiene mucho mérito, pero he de confesar que fue mi primera vez yo solita en un avión que iba a tierras tan lejanas, es decir, es la primera vez que iba a pisar otro charco.
En fin, que yo estaba nerviosa por eso de las aduanas y las diferentes problemáticas con la lengua ya que debido a mi empecinado NO gusto por el inglés resulta que no lo hablo y eso me creaba conflictos a la hora de pasar por la aduana, además, pues mi miedo estaba acrecentado porque era la 1º vez que pisaba suelos no míos, congelados y luego yo solita.
Tengo un serio problema y es que no me gusta estar callada, me gusta mucho platicar, desde pequeña he sido así, recuerdo que mis hermanas o mi madre me decían “por favor, ya cállate tantito” porque parecía, y sigo pareciendo, un loro de esos que nunca se callan, el caso es que en el avión después de la primera hora y yo sin un reproductor de música más que con la música del avión, estaba harta, quería socializar, quería platicar. Así que pese a las recomendaciones de mi hermana de no hablarle a nadie, decidí desobedecer y me puse a echar chal con mi vecina de asiento…No le hubiera dicho dos veces porque al parecer la señora padecía de lo mismo que yo, total que nos la pasamos 5 horas platicando de todo un poco.
En fin, desde el avión todo se ve chiquito, chiquito y eso me hizo pensar en lo pequeños que somos, en el gran daño que le hemos ocasionado a la gran madre (osea la tierra), ¡pobre! ella que tanto se ha preocupado por nosotros y nosotros tan mal agradecidos, como siempre, destruyéndonos a nosotros mismos y, en el camino, llevándonos también a ella…
Crucé por grandes ciudades nada más y nada menos que por gringolandia, desde el cielo sólo se veían muchas lucecitas prendidas y grandes edificios; también pasé por desiertos (parte de México, Tijuana y Texas, me supongo); después la vi, vi la nieve en las montañas; y luego, cuando el avión ya estaba bajando, vi la nieve en la pista, vi la nieve por las calles…empezó la película.
Sí, entre pláticas, música fea del avión, miedo a tomar chela o wisky o vodka por eso de no entenderle al de la aduana, pollo con arroz y unas galletitas bien ricas viví mi viaje, mi primer viaje en avión yo solita…

P.D. La nubes parecen algodones y dan ganas de querer salir y caminar sobre ellas

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