martes, 4 de agosto de 2009

¿Quién dijo que no era verdad?

Siempre que pensaba o escuchaba algo referente a "terapia familiar" a mi mente venía el capítulo de Los Simpsons viejísimo donde todos se terminan golpeando con un bat sin la funda o donde todos se daban toques eléctricos, así que siempre me parecía muy graciosa la escena, con el tiempo, la experiencia y una que otra visita con el psicólogo me di cuenta de que quizá no estaban tan alejados de la realidad, sólo que sin tantas risas.
Total, el domingo se presentó la ocasión para terapiarnos en familia y sin la necesidad de gastar en un psicólogo o psicoanalista, nosotros mismos fuimos moderando la "sesión".
Risas, enojos, gritos, llantos acompañaron nuestras dos horas de terapia, al final, uno se lleva buen sabor de boca porque por fin se dijeron cosas que no atrevían a salir del closet, pero que querían salir. En fin, nuevos ánimos se despiertan y quizá un poco de esperanza (¿qué es eso?), por lo pronto hoy aprendí que las caricaturas no siempre tienen la razón...¡auch! ¡qué desilusión!, creo que me tardé bastante.

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