domingo, 30 de agosto de 2009

Segunda entrega

Tomados de la mano, desnudos, saciados, cansados, sudorosos, extasiados, completos, temblorosos regresaban de sus viajes y se posaban en el lugar que habían escogido para aquella aventura. La sala, la cocina, el piso, el baño, la regadera, la librería fueron sus mejores complices, cualquier lugar podía ser el punto de partida para el viaje único que realizaban juntos.
Él lograba conjuntar todo su amor en un solo ser; ella, entregada hasta el final pensaba en lo maravilloso de morir un instante poder regresar y hacerlo de nuevo; él, tenía horror de que por su imaginación se cruzaran cables y comenzara a pensar en alguien más; ella, dejaba de lado lo terrenal para irse flotando, pensando sólo en la unión de él con ella, no más; él, sentía correr su sangre y disfrutaba las múltiples sensaciones que sentía y provocaba; ella, miraba sus ojos, sus ojos lindos en los cuales decidía sumergirse un rato, dialogaba con ellos, los escuchaba, los sentía; él, poco a poco perdía toda conciencia y empezaba a volar con ella; ella, que ya lo estaba esperando para partir, lo tomaba, lo agarraba con fuerza, sin soltarlo y con un fuerte grito volanban al infinito, volaban a sus distintos mundos, abandonando toda materia, hundíendose en el otro...
En uno de esos abandonos ella preguntó intempestivamente:"¿Quieres ser mi amante?";él, se quedó atónito, soprendido, sin decir nada; ella, volvió a peguntar: -¿Quieres ser mi amante?, porque vos me dejarás, tendrás una vida lejos de mí, pero por lo menos no hay que dejar que nuestros fantásticos viajes acaben,¿quieres ser mi amante?

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